Sanar es una palabra que pronunciamos con facilidad, pero que en su esencia guarda una profundidad inmensa; no se trata solo de aliviar una herida o de olvidar el dolor que alguna vez nos tocó. Sanar es un proceso silencioso, a veces invisible, que ocurre cuando el alma decide mirar de frente aquello que ha evitado durante tanto tiempo. Es el arte de reconciliarnos con nuestra historia, de abrazar lo vivido y de encontrar belleza incluso en aquello que alguna vez nos rompió.